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| Oshita |
Giovana nos cuenta su experiencia con Oshita y Uñita, conejitas que desgraciadamente han cruzado el arcoíris. Además, nos recuerda la importancia de llevar un control veterinario.
Gracias Giovana por compartirlo con el blog.
Creo que los conejitos son animales tan silenciosos que hasta ni por dolencia que tengan suelen mostrar signos, pero podemos notar que algo anda mal si es que bajan de peso bruscamente, cuando hacen diarreas, controlar siempre la temperatura tocándole las orejitas.
Mi pequeña Oshita de 1 año y medio y con 4 kilos de peso, desde pequeña sufrió de resfrío, problemas en la piel y salía victoriosa de cada mal, pensé que esta bacteria, pasteurella, sería una batalla más que vencería, empezó a ladear la cabeza, por más tratamientos que tuvo mi pequeña, iba desmejorando cada día.
Hasta que no hubo más remedio que sacrificarla, saben, fue la decisión más difícil que tomé, de regreso a casa con mi pequeña en brazos, con sentimientos de culpa al verla dormidita tan tranquila se la veía, creo que fue un alivio mi pequeña no padecería más.
Otro consejo es siempre adoptar a nuestros bebés en lugares confiables, mi pequeña Oshita y mi anterior conejita Uñita, que también se fue, de ambas me enamoré al pasar por un mercado donde venden mascotitas a doquier, tan pequeñitas me las dieron calculo de mes y medio de nacidas, demasiado corto el tiempo de destete por lo que averigüé.
Más que mascotitas para muchos son nuestros bebés, en mi caso mis mascotitas son mis pilares, ellos me fortalecen y llenan mi vida de alegría. Ahora Oshita y Uñita nuevamente están juntitas pero haciendo travesuras en el cielo.
Me quedé con Leoncín mi conejito de 2 años y sé que debo ahora más que nunca llevarlo a sus chequeos, exigir que le revisen minuciosamente las orejitas, que le tomen la temperatura, le den las vacunas y antiparasitarios adecuados, controlar su peso, revisar sus patitas, acortarle sus uñas que pueden lastimarse al rascarse y bueno siempre contar con un especialista confiable a quien recurrir.
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