miércoles, 14 de febrero de 2018

Marchando una de anécdotas

Nala y Hank


Ver fotos y vídeos de hace 2 ó 3 años es lo que tiene, te hace recordar situaciones que al ser la primera vez que vivías, te sorprendían, asustaban o bien te sacaban una sonrisa.
Voy a contaros algunas anécdotas que he revivido gracias a, como os decía, revisar los archivos que tengo guardados en un pendrive.

Empiezo con una anécdota de Molly, llegó a casa con unos 3 meses de edad y por aquel entonces la teníamos en una jaula. Dentro había una caseta en la que se metía a dormir, recuerdo que era muy puntual y cada día sobre las 12 del mediodía hasta las 4 de la tarde, más o menos, pasaba el tiempo soñando con los angelitos y sólo la veíamos a ratos salir para comer algo y volver corriendo dentro a tumbarse.
Un día vi que por la entrada de la caseta asomaba su cabeza, algo raro ya que siempre se quedaba completamente dentro, pasados otros tantos días ya no sólo era la cabeza, también medio cuerpo salía fuera de la caseta... hasta que finalmente Molly elegía echarse a dormir fuera de ella... ¿ya no le gustaba la caseta?.
Fue entonces cuando me dí cuenta que mi Molly había crecido, esa cosita pequeña que corría como una loca hacia la caseta y se tumbaba dentro ya no cabía en ella.
Alguien estaba pidiendo a gritos un cambio de casa.

¡Qué rápido crecen!

Nala también tendría sobre los 3 meses de edad cuando la compramos pero era mucho más pequeña de tamaño que Molly, se le veía tan frágil, tan poquita cosa...
Le gustaba jugar a subirse a un armario que tenemos, apenas tenía que dar un salto de unos 20 centímetros y ya estaba dentro, pero aún así me parecía que estaba demasiado alto para una conejita tan pequeña... cogí una caja y le hice un escalón para que pudiera subirse mejor.
Tonta de mí... la pequeñaja poco después nos demostraba que es capaz de saltar más de un metro de altura sin ningún problema.


Nala y su "escalón"

Algo que me asustó mucho la primera vez que lo vi fue cuando Molly de repente se "caía" al suelo y permanecía inmóvil, llamé a mi hermano corriendo pensando que le había dado un patatús pero resulta ser que los conejos tienen la costumbre de echarse a descansar de tan curiosa forma...
Que levante la mano el que no haya movido a su conejito para ver si estaba vivo justo después de verle caer así.
En este vídeo sale Nala, ella es la que más suele regalarnos estos sustos a los que ya estamos acostumbrados y ahora nos hacen gracia.




Qué decir de las cacas... a veces pienso que en el culo tienen una máquina expendedora que las va soltando sin necesidad de echar monedas... en apenas unos segundos te puedes encontrar un buen montón.
¿Y los pises? eso ya es otro cantar, porque recoger cacas aún, aún, pero coger la esquinera para limpiarla, tardar medio minuto en volver con otra y encontrarte justo en el sitio donde la colocas un bonito charco... ¿lo harán a modo de "aquí mami, aquí es donde la tienes que poner".
Aunque creo que es peor aún que estando dentro de la esquinera saquen el culo hacia fuera y zas, pipí al suelo, eso da rabia y mucha.
En la siguiente imagen podéis ver a Hank volcando la esquinera y no contento con eso, nos han dejado un bonito "regalo" en el suelo.


"Límpiala mami, espera que te ayudo..."

La hora de la comida, tenerlos a heno y agua todo el día y que llegue el momento de ponerles la verdura o el pienso y pensar, "pobre mío, que hambre pasa". Imposible no creer eso, hasta que te das cuenta que si por ellos fuera se pasarían el día zampando.
En más de una ocasión ni me ha dado tiempo a dejarles el plato en el suelo, de un salto me lo han volcado de la mano.
El tema de darles una chuche es otro cantar, si ya se vuelven locos con un simple plato de escarola con canónigos, ofrecerles unos deliciosos drops de zanahoria es poner en peligro la integridad de alguno de tus dedos.


"Vamos llena el plato que algunas llevamos minutos sin comer"

Otro recuerdo más con Molly, al ser ella la primera de los 3 en llegar a casa lógicamente es la protagonista de casi todas nuestras "primeras veces".
Cada vez que se le abría la boquita para bostezar la contemplaba como si fuese la cosa más maravillosa que uno pudiera ver, sin poder evitar soltar un "oooooooooohhhh" con cada uno de ellos.


"Oooooooooohhhh"

Mirar a un lado y a otro, no ver a ningún conejo cerca, abrir esa habitación a la que no dejas que entren y en apenas unos segundos al ir a cerrar la puerta ves una bolita gris correteando por la cama... desde ese día creo en la teletransportación.


"Déjame jugar aquí, porfi"

Todos sabemos que pocas veces vendrán detrás nuestra si no es porque van a conseguir algo a cambio, pero oye, la primera vez que te persiguen y van correteando a tu alrededor te hace ilusión pensar que es porque quieren que les cojas, que les mimes... pero no, o bien es porque llevas algo de comida o el celo a llamado a la puerta de tu pequeño amigo.


"Dame algoooo..."

Si habéis visto la película el "El Rey León" seguramente recordéis esta escena:




Zazú pide salir del esqueleto mientras Timón al ser perseguido por unas hienas, quiere lo contrario, entrar.
Algo así vivimos una vez con Molly un día que tenía que ir al veterinario. Ella estaba en la jaula mordiendo los barrotes para que la dejáramos salir, abrimos la puerta y Molly de un salto salió. En cuanto vio que fuera le esperaba el transportín ya supuso lo que se le venía encima, corrió como una posesa hacia la jaula, la cual ya habíamos cerrado, y empezó a morder los barrotes para poder entrar de nuevo. Aún me parto de la risa al recordarlo.


"Quiero salir, quiero salir"

3 de la mañana, un ruido escandaloso me despierta, Molly está arrastrando la esquinera de un lado al otro de la jaula, se ve que no tenía nada mejor que hacer a esas horas y pensó que era buen momento para reorganizar sus cosas.
Aquella noche mientras la sujetaba para que parara el alboroto que estaba formando no pude evitar reír, sí, me habían despertado de madrugada pero verla en aquella situación me pareció de lo más gracioso.


"Deja que ponga mis cosas a mi gusto"

Por fin una anécdota con Hank, el último en llegar a casa. Nos tiramos muchos días hasta dar con un nombre que nos gustase para él y cuando por fin nos decidimos por llamarle "Hank", al poco tiempo empezamos a sospechar que fuese una hembra, total a pensar en otro nombre por si se confirmaba nuestra duda.
Ningún nombre nos terminaba de gustar hasta el punto que si finalmente Hank hubiese sido una hembra, ya habíamos dispuesto que igualmente seguiría llamándose "Hank".
A día de hoy lo que oye el pobre es "gordo ven", "gordo a cenar", "no montes a tu hermana gordo"... siempre desde el cariño eh.


Mi gordito

Por último algo que seguramente nos ha pasado a todos, estar media hora con la cámara de fotos enfocando a tu conejito, el cual no está por la labor de posar unos segundos. De repente éste se para, aprovechas y cuando haces "click" y miras la pantalla lo que te encuentras es esto:


True story

Espero que os hayan divertido estas anécdotas, cuántos recuerdos se le pasan a una por la cabeza viendo tantas fotos y vídeos... además que seguro os sentís identificados con algunas de ellas.
Estos peques nos sorprendieron en sus primeros días con nosotros, pero hoy por hoy lo siguen haciendo y siempre consiguen sacarte una sonrisa.
Esta entrada si me lo permitís se la dedico a mis 3 enanos, Molly, Nala y Hank, va por vosotros.


"Nos tienen secuestrados... socorro..."



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