miércoles, 14 de febrero de 2018

Echando la vista atrás

Hank, Molly y Nala


Hace casi dos años y medio que Molly y Nala forman parte de mi vida y unos 9 meses desde que Hank completó la familia.

Hoy me he puesto a pensar en como han cambiado algunas cosas que antes creía que era lo mejor para ellos y con el día a día vas descubriendo que no es así.

Mi primer gran fallo fue no haberme informado más sobre los conejos antes de tener uno, de ser así la primera visita veterinaria de Molly no hubiera sido en un centro "normal", de perros y gatos para que nos entendamos.
Salí contenta porque me habían dicho que estaba perfecta, pero comparo lo que le hicieron en aquella revisión a las que le hacen hoy día en un veterinario de exóticos y menuda diferencia. Únicamente le pesaron y le miraron las orejas e incisivos por encima... en cambio ahora le controlan todo, ojos, orejas, boca, barriga, patas, peso, temperatura, uñas... se interesan por la alimentación que lleva, su comportamiento... vacunas, desparasitación... en fin lo que tiene que ser una revisión en toda regla.

Otro error que tuve con Molly, pobre, es lo que tiene ser el primero... es dejarle pienso a su disposición todo el día y como la enana es comilona no veáis lo que zampaba, por suerte, nunca ha tenido problemas de sobrepeso. Lo mejor es darles como mucho 2 ó 3 puñaditos de pienso al día y eso de gazapos que cuando son adultos con una vez es suficiente.

¿Adivináis quién pagó otra de mis equivocaciones? Exacto Molly, aunque esta vez Nala también lo sufrió.
No es que sea algo grave pero ponerles piedras de calcio para desgastar los dientes no es bueno, y ellas las tuvieron durante un tiempo. Hoy día tienen ramas de madera y nada de minerales extras, con una buena dieta no es necesario usar esas piedras que además a la larga pueden provocar problemas en el riñón.

Recuerdo que Molly y Nala llegaron a casa en Verano y hacía tanto calor que intenté bañarles porque sabía lo mal que lo pasaban con las altas temperaturas, pero lo único que conseguí fue estresarlas y no poder secarlas bien. He aprendido trucos para refrescarles y por supuesto nada de ducharles si no es estrictamente necesario.

Y por último otra cosa que también hacía mal era ponerles el sustrato en toda la base de la jaula, aparte de que no es higiénico porque se pasan el rato pisándolo, gastamos más del necesario. Colocarles una esquinera es imprescindible, así es mucho más fácil que terminen aprendiendo que ese es su lavabo.

Nadie nace aprendido y la experiencia vivida, en este caso con mis 3 conejos, hacen que este blog exista. Compartir información que puede ser útil a otras personas que se estén planteando tener este animal en casa, o para aquellos que leyendo alguna entrada se den cuenta que pueden mejorar la vida de sus pequeños, es para mí toda una satisfacción.



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