En su día expliqué muy por encima, cómo suelen llevarse normalmente los conejos con otros animales, ahora veamos algunos casos reales.
CONEJO-GATO
Cuando Tico (gato) llegó, Pelusín (conejo) tenía ya 6 meses en casa y no hubo mayor problema, Tico sólo tenía 2 meses de edad y trataba de acercarse al conejito y éste daba bufidos y corría hacia él para alejarlo.
Fue pasando el tiempo se acostumbraron el uno al otro aunque nunca llegaron a ser muy amigos. Tampoco nunca hubieron agresiones, (se aceptaban y respetaban) más bien Tico de vez en cuando montaba a Pelusín y éste se quedaba tranquilito, hasta que se escapaba.
Luego pasado el tiempo cuando por desgracia Pelusín ya no estaba... llegó Bunny y todo funcionó de maravilla, enseguida se hicieron amigos.
Quizás porque Bunny hasta el momento de la adopción había convivido con dos conejitos más y al llegar aquí él a su vez adoptó a Tico, entre estos dos hay mas amistad pero Tico de vez en cuando lo persigue para montarlo y pocas veces lo consigue...
He observado que los gatos siempre conservan el instinto de cazador pues en ambas convivencias tiene momentos en que se esconde detrás de una maceta, sobre el sillón y acecha al conejito y cuando lo ve despistado le salta de repente y el conejito sale a esconderse... quizás sea una forma de jugar que el otro no entiende y por eso se aleja.
Más o menos esta es mi experiencia, espero que sirva de ayuda a alguien.
Gracias María por compartir con nosotros tu historia.
Tico y Bunny |
CONEJO-PERRO-GATO
Mafalda (conejo) vino a casa con dos meses, en Navidad y que actualmente convive con un gato y un perro.
Socialización con Nala (perrita cocker de 11 años de edad).
Mi perra es una buenaza, nunca tuvo problema con otros animales, siempre que ella viese que estaban aceptados por nosotros, es decir, sus dueños. Por ejemplo con mi gato, al que adoptamos hace 4 años, no tuvo problema desde el principio porque vio que nosotros lo "aceptábamos", con los gatos ajenos les ladra y los intenta perseguir .
Cuando trajimos a la pequeña Mafalda a casa nos daba un poco de miedo al principio, ya que la raza de mi perra es de caza y teníamos miedo de que saliese su instinto, por así decirlo.
Los primeros días Mafalda estuvo en mi habitación, haciéndose a su nuevo hogar y a su jaula y sólo dejábamos entrar a los otros animales (mi gato y mi perra) durante muy poco rato y siempre con la jaula cerrada, para que se fueran acostumbrando.
Nala se ponía muy nerviosa, creíamos que quería atacarla en un principio y nos costó muchísimo conseguir que pudiese estar junto a la jaula tranquila. Más tarde descubrimos que todo ese nervio no era más que curiosidad por el nuevo miembro de la casa.
Pasada una semana empezamos a dejar que Nala entrase en la habitación cuando Mafalda estaba suelta y siempre sujetando a la perra. Poco a poco la coneja empezó a acercarse para conocer a Nala y a ésta se le pasaron los nervios del principio.
Ahora las dos se llevan estupendamente, no hay problema. Nala sólo ladra si Mafalda se acerca cuando está comiendo o tiene algún juguete y cree que se lo va a quitar, pero no hace intento de atacar ni nada, sólo es una advertencia.
Están juntas en el patio, de vez en cuando se huelen mutuamente y no dan problema.
Mafalda, Nala y Dalí |
Socialización con Dalí (siamés de 4 años de edad, castrado). Al igual que con Nala, con mi gato es bastante juguetón, teníamos miedo de que intentase cazarla para jugar con ella o algo por el estilo.
Nuestra sorpresa, fue que mi gato le tenía pánico. No se atrevía a acercarse a la coneja, sólo cuando ella estaba lejos de su jaula para cotillear y olisquear a ver quién era el nuevo inquilino. Eso sí, en el momento que Mafalda, que también es muy juguetona y cotilla, se le acercaba para jugar, salía corriendo y saltando por toda la casa. Así que en este caso, podemos decir que tuvimos que socializar al gato con la coneja en vez de al revés.
Con el tiempo Dalí se ha acostumbrado y ya no le tiene miedo. Se ignoran mutuamente la mayor parte del tiempo, aunque algunas veces juegan al pilla-pilla juntos por el patio.
También quiero puntualizar que Mafalda es extremadamente sociable, se lleva bien con todos los gatos del vecindario (a veces hacen visitas y se pasean por mi patio cuando ella está ahí) y con otros perros.
Por vacaciones la dejé en casa de mi novio que tiene un caniche de 11 años y era el perro el que le tenía miedo los primeros días. Ella siempre se acercaba a oler y a jugar. Ahora se llevan estupendamente, y conviven sin problema.
Otra cosa que considero importante es que el "territorio" de Mafalda es mi cuarto, principalmente, donde está suelta. No la dejamos que ande por los otros cuartos ni por el salón porque hay demasiados cables a su alcance. Así que convive feliz en mi cuarto y recibe las visitas de mis otros dos pequeños.
Cuando no hace calor y las condiciones climáticas lo permiten, se pasa gran parte del día en el patio, donde puede correr a su antojo. Es en el patio donde convive más con Nala y Dalí y ninguno de los tres han tenido problema.
Espero que no sea excesivamente largo y que sirva de ayuda.
Gracias Irene por tu aportación al blog.
Mafalda, Nala y Dalí |
CONEJO-PERRO
A Bonnie (conejo) la encontré un día que paseaba con Luna (perro) por un monte, iba a ser abandonada allí, aún teniendo dos conejitos ya en casa no lo pensé dos veces y me la llevé.
Era un gazapo, apenas contaría con unos 4 meses de vida. Estaba muy delgada y sucia.
Una vez que estuvo en casa tranquila y a salvo la estuve observando y me di cuenta que tenía mal los dientes, quizás ese fue el motivo de su abandono o simplemente se cansaron y decidieron deshacerse de ella, un juguete del cual ya se habían aburrido....
Debido a su problema de dientes junto a una alimentación inadecuada habían hecho que ella estuviera en esas condiciones. La llevé al veterinario y le cortaron los dientes, por lo demás estaba sana, poco a poco se recuperaría. De eso hace ya cerca de un año y aquí sigue conmigo. Está sanita y come bien, incluso puede que este un poquito por encima de su peso recomendado. Tiene carácter.
No se lleva demasiado bien con mis otros dos conejos "Tambor (macho) y Alvin (hembra)". Tampoco es muy sociable con las personas, ella necesita su espacio y que no la molestemos mucho, aunque hemos adelantado mucho con ella (antes salía corriendo nada más verme y no me dejaba casi tocarla, ahora ya puedo tocarla y cogerla un poquito en brazos aunque sigue sin hacerle mucha gracia).
Sin embargo se lleva bien con perros y gatos, con Luna que es mi perrita y su hermanita, es inseparable desde el principio, está siempre con ella, va con ella a todos lados, incluso duermen juntas, le gusta mucho tumbarse a su lado, incluso se dan besitos.
Se llevaron bien desde el primer momento, Luna es muy sociable con otros animales. Cuando Luna llegó a casa yo ya contaba con tres conejos, Alvin, Tambor y Gorda, y desde chiquitita estuvo muy apegada a Gorda, se criaron juntas, por desgracia mi Gorda nos dejó hace mas de un año, la echamos muchísimo de menos.
Pero la convivencia que tuvieron a hecho que Luna adore a estos animalitos.
Por otro lado con Bonnie no hice gran cosa debido a que desde el primer momento aceptó a Luna, yo sólo las dejaba juntas y veía que ella, siendo algo arisca conmigo, con Luna se sentía a gusto. Así que desde el principio se hicieron muy buenas amigas.
No me arrepiento para nada de mi decisión, estoy muy feliz por compartir mi vida con ella, al igual que con mis demás mascotas.
Gracias Sheila por este relato.
Bonnie y Luna |
Para acabar la entrada quiero contar mi propia experiencia de tener agapornis y conejos viviendo juntos, pero no revueltos, en la misma casa.
CONEJO-AGAPORNI
No se puede hablar de lo que conocemos como una socialización en sí, puesto que pájaros y conejos no pueden convivir en la misma zona, lógicamente cada uno tiene su espacio.
Sí quiero hacer hincapié en como Molly, Nala y Hank aceptaron a Ethan, Nyah y Jill.
Cuando Ethan (agaporni) llegó a casa, ya teníamos a Molly y Nala (conejos), estas aves en ocasiones pían bastante fuerte y era en esos momentos cuando mis conejas se ponían en alerta. Sobre todo era Molly la que se quedaba quieta, moviendo las orejas en busca de la procedencia de ese "ruido" que le tenía asustada.
En pocos días se acostumbraron a Ethan, oirle piar ya no era motivo para que las conejas se preocuparan.
En cambio con Hank (conejo) que llegó bastante tiempo después, fue distinto, no se inmutaba para nada con "el canto" de Jill y Nyah (agapornis), que también pasaron a formar parte de la familia con el tiempo.
Hay que tener cuidado cuando pájaros y conejos están sueltos en casa en la misma zona, mis agapornis en ocasiones bajan al suelo e intentan picar a los conejitos, lo hacen sin maldad ya que es su forma de interactuar con el entorno, pero pueden llegar a lastimarlos y por eso nunca los dejamos sin vigilancia en esos momentos.
Por el contrario los conejos pasan de los pajarillos, si a veces los ven revoloteando cerca se los quedan mirando sin más, aún así también hay que tener precaución porque como a Molly, Nala o Hank les dé por echar a correr podrían aplastarlos literalmente.
Nala y Nyah |
Estos son algunos casos reales de convivencia de conejitos con otros animales, siempre que vayas a ampliar la familia con algún nuevo miembro, plantéate si podrían llegar a estar juntos sin mayor problema o por lo menos compartir techo todos juntos aunque no puedan ser compañeros de juegos.
0 comentarios:
Publicar un comentario