domingo, 4 de febrero de 2018

El aseo



Los conejos se lavan ellos mismos, dedican al cabo del día muchos minutos para su aseo personal. Normalmente no será necesario bañarles, únicamente en casos extremos echaremos mano del agua y el jabón, específico para conejos.
A veces el culete se les puede quedar manchado, sobre todo a las razas de pelo largo, pasarles una toallita de bebé tendría que ser suficiente para dejarlos limpios.
La planta de las patas es otra de las partes que pueden tener más sucias, en conejos de pelo blanco será más apreciable ver un tono amarillento, cuando están con la muda suele desaparecer.

Pero tal como he empezado escribiendo esta entrada la ducha no hay que planteársela si no es algo realmente excepcional. Los conejos se estresan muchísimo al bañarlos, tanto que podrían enfermar, encima cuesta tanto secarles el pelo que corren el riesgo de acabar con problemas respiratorios o de piel, y si les entrase agua en las orejas podrían terminar con una otitis.

Si tu conejito huele mal o está sucio, puede que se deba a una mala higiene en su entorno, si no es el caso y lo que sucede es que se mancha con sus pipís y/o sus cacas ya sea porque las hace blandas o directamente es diarrea, deberás ir a un veterinario de exóticos para que averigüe qué sucede, y solo entonces si te recomienda lavarlo, será momento de llevarlo a cabo.
En una bañera o barreño echaremos agua templada y jabón específico para conejos, uno de ph neutro o de bebés. Solo lavaremos la zona que tenga sucia el conejito.
Bañar a un conejo es una tarea difícil ya que como dije antes, les estresa muchísimo, además secarles el pelo cuesta y el uso de secadores no es recomendable. Por lo tanto habrá que asegurarse que después de ducharle secaremos con una toalla lo mejor posible a nuestra mascota para evitar posibles resfriados o problemas más serios.



Debes saber también que cuando están enfermos no se lavan, este será un síntoma para que te des cuenta de que a tu pequeño le puede estar pasando algo.

En el siguiente vídeo sale una de mis conejitas, Nala, lavándose a conciencia las orejas y las patas.




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