viernes, 9 de febrero de 2018

Socializando 3 conejos





Hace unas semanas os contaba como conseguí socializar a mis dos hembras, siendo una de ellas muy territorial nos lo puso realmente complicado pero al final acabaron siendo amigas.
Con la llegada de Hank, un belier macho, nos planteamos muchas veces todas las posibilidades que podrían darse a la hora de juntar a los 3.

¿Aceptaría Molly, la coneja territorial, a Hank? ¿Se rompería la amistad que tenían Molly y Nala? ¿Pagaría Nala las consecuencias durante la socialización? ¿Y si al final resulta que tienen que vivir separados?
Muchas dudas pero la seguridad de que si lo conseguíamos o no, los 3 vivirían felices, juntos o no.

Cuando adoptamos a Hank apenas tenía los 3 meses de edad, así que aún no estaba castrado. Y aunque no había riesgo de embarazo ya que mis otras conejas están operadas, siempre es mejor pasar por la socialización estando todos castrados porque una vez aparece el celo se vuelven más agresivos, territoriales... y eso complica más la tarea de juntarlos.

Hará cosa de un mes y antes de que Hank pasara por quirófano, quisimos probar el tenerlos en la misma zona para ver cual era el comportamiento de cada uno.
Preparamos un sitio neutral en el que no hubieran olores de ninguno, estresamos a Molly metiéndola en un transportín y nos dimos un paseo que a ella no le hizo ninguna gracia, pero como esto nos ayudó en la socialización con Nala, lo volvimos a repetir.

Soltamos a los 3 conejos a la vez, ahí estaba cada uno, Nala mirando a su alrededor, Hank observando también y Molly más asustada que Julián Muñoz haciendo la declaración de la renta.
De repente se cruzaron las miradas de Hank y Molly, se pusieron frente a frente sin moverse ninguno de los dos y llegó lo que para nosotros ha sido un milagro. 
Acercaron sus cabezas y se quedaron así durante unos segundos, sin pegarse, sin que volaran pelos, sin querer demostrar por parte de ninguno que uno mandaba más que el otro.
Nala se unió a la escena, ella no se fiaba mucho y cuando notaba a Hank cerca se apartaba corriendo, pero no habían persecuciones. Todo lo contrario, en unos minutos estaban los 3 comiendo heno de la misma bandeja, como si se conocieran de toda la vida.

A veces cuando Hank intentaba montar a Molly o a Nala, volaba algún mechón de pelo porque no se dejaban y él corría tras ellas hasta que les daba un pequeño mordisco en el culete. 
Se puede decir que en apenas una hora concluyó la socialización.

Ya llevan juntos poco más de un mes y no se han separado hasta hace unos días que castramos a Hank y tuvieron que estar separados dos días para que no se alterase en la recuperación.

Finalmente la amistad entre Nala y Molly no se ha visto afectada con la llegada de Hank, se buscan unos a otros, se dan mimos, duermen pegados entre ellos... Sólo cuando hay chucherías por medio, Molly pierde los nervios e intenta comerse las de sus hermanos poniéndose algo agresiva.

Si quieres ver un vídeo de la socialización de Molly, Nala y Hank haz click aquí.

Que Hank y Nala tengan un carácter tan dócil ha servido para que todo fuera más sencillo y que ahora podamos disfrutar de imágenes que no dejan de emocionarnos y sobre todo de tener la tranquilidad de que son felices estando juntos.



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